lunes, 27 de noviembre de 2023

LA ÚLTIMA SEMANA DE KISS (4) HISTORIAS TONTAS DE UN FAN. CONCIERTO EN ANOETA

Con 17 años todas las cosas se ven muy grandes y muy transcendentales. El cogerse un bus a San Sebastián a ver tu banda soñada, en autobús, con los colegas, suena a aventura máxima.

KISS se encontraba, en mi opinión, en uno de los peores momentos de su historia, cosa que nosotros ignorábamos. De capa caída en Estados Unidos, fuera de lugar y del fundamental asesoramiento de Bill Aucoin la banda andaba como pollo sin cabeza. Tal es así que habían hecho en el año anterior una gira por programas televisivos europeos, tipo Aplauso, para intentar abrir mercado. Y la verdad es que les funcionó bien las promos sembrando la curiosidad y el interés entre chavales de medio continente.

Optaron por tomar una decisión definitiva, quitarse el maquillaje, a ver si la cosa funcionaba. Fue un shock de efímero recorrido a pesar de que el disco no era ninguna mala propuesta. Pensaron que era mejor empezar con territorios donde minimizar el daño y ¿qué mejor lugar para poder equivocarse que Portugal y España? Pues eso.

Los muy ladinos hicieron una pegada de carteles e imprimieron unos tickets en los que aparecía Gene maquillado, así que todos los fans pensábamos que íbamos a ver el show como Dios manda, estábamos equivocados. Nos cogimos el bus rumbo a Donosti, eran tiempos duros, 1983, no digo más que era vox populi que en Anoeta los promotores tenían que pagar suculento impuesto revolucionario a la banda terrorista ETA, tampoco el ambiente entre el público era el más amable, por no decir que resultaba de una tosquedad alarmante. Luego se ha documentado que, efectivamente, se pagó dicho impuesto. Eran tiempos en los que un concierto de rock podía conllevar graves peleas y líos... pero como éramos buenos chicos nustras familias confiaban en nosotros, hard times.

Nosotros que soñábamos con Alive II, con Unmasked o Destroyer, llegamos al viejo pabellón y nos encontramos con un escenario pobre, pequeño, interesante, pero sumamente alejado de los que nuestros cerebros soñaban. El gris recinto y el ambiente "heavy" cervecero tampoco ayudaban. La decepción se sentía muy dentro aunque no se trasladaba a los colegas, era un momento histórico. Tras dos teloneros olvidables, Tigres de Oro y Helix, interesantes pero sobrantes, tocó el turno de KISS. Y lo que nos encontramos es algo que, en mi opinión no era KISS, o no era lo soñado. Cuatro señores maquillados de una forma estrambótica, vestidos con un mal gusto terrible, muy de aquella época y que estéticamente no eran el producto esperado. El escenario era chulo, como si fuera pelín post-nuclear, llenos de amplis apilados y con ese tanque que la verdad molaba un montón. Eso sí, lo dieron todo. Sonido muy fuerte, casi hiriente, esfuerzo físico impresionante de los americanos, Gene liberado de sus kilos de material, Paul desatado como una bailarina del Bolsoi, Vinnie más perdido que un pato en un garaje, ejecutando unos solos tan rápidos que asustaban pero que no enamoraban y Eric en modo apisonadora. 

La parroquia tampoco los entendió, ni su imagen, ni su actitud ni su propuesta. Gustosos de ACDC, Judas, Saxon o Scorpions los americanos sin su shock rock les parecieron vulnerables e insultables y, a ciencia cierta los llenaron de bronca y escupitajos.

Yo disfruté mucho y, aunque en mi interior masticaba decepción, supe entender que había vivido un momento crítico de la banda. Verlos entonces me ayudó a saber valorar más aún lo que son hoy en día, porque tocaron el fondo del abismo. Eso sí, como hacen siempre, me fui con la sensación que me habían devuelto en esfuerzo y talento cada peseta de las 1.000 que me costó la cosa. Tienen una mentalidad muy empresarial al estilo Disney o al de las grandes corporaciones, los clientes son sagrados y el trabajo una responsabilidad. Puntualidad, generosidad, esfuerzo, compromiso y entrega.



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