En Tirana hay dos búnkeres antinucleares muy relevantes y que hoy pueden ser visitados, el 1 y el 2. La verdad es que son impresionantes, sobre todo el 1, alejado del centro de la ciudad y con una pátina fascinante, es el búnker más tremebundo que he visto en mi vida.
Construido en 1970 por orden del tirano Hoxha, obsesionado con que Albania fuera atacada por los países vecinos. En el país construyó 173.000 búnkeres defensivos, pero éstos 1 y 2 estaban diseñados para proteger a los dirigentes y servir como plataforma de mando en plaza en caso de un ataque masivo. El 1 estaba destinado al mismo Hoxha, su politburo y jefes militares. Realizado dentro de un monte, el Dajt, se llega paseando por humildes calles hasta que llegas a un túnel, tremebundo, que antes servía como acceso infranqueable. Nadie espera tras cruzar calles llenas de tiendas de ropa de segunda mano y bares de quinta que exista algo de estas características. Tras pasar este túnel, se llega a una zona donde hay una edificio abandonado y la taquilla, luego das un paseo por un espacio que antes estaba completamente flanqueado de alambres de espino y vallas de hormigón y ya vas atisbando entradas en la montaña, muchas de ellas cegadas com cemento. Andas unos metros y te encuentras con una puerta blindada, humilde y que poco dice de lo que tiene detrás, y accedes al tremendo espacio.
Dentro han intentado hacer un activo museístico pero las 300 estancias, los cinco pisos, son inabarcables, imposibles de dotar de contenido. Las zonas “nobles” están acondicionadas con madera y tienen un tono muy decadente, contienen mobiliario original. Hay hasta un teatro subterráneo, zona de filtro de aire, y diversos espacios con información. Me ha parecido muy interesante el espacio de “desinfección”, las papeleras chinas y los uniformes de las SS y del oficial alemán rescatados de la presencia en la Segunda Guerra Mundial, aunque poco tienen que ver con el lugar donde se exhiben.
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