Por fin, por fin he podido comprarle algo al más duro vendedor del rastro a precio de risa. No hay nada como el conocimiento. El más percutidor del mercadillo zaragozano disponía, entre su múltiple material de derribo, fuera del foie, de este bonito yo-yo de Fanta, el blanco mate. Le he preguntado precio y un euro ha sido la respuesta. Luego me ha preguntado que qué era lo que compraba. Un yo-yo oiga, un yo-yo, y hasta ahí puedo leer.
2 comentarios:
Ignoro de quién se trata ese vendedor (de hecho no sé si te refieres al rastro "fino" o al "guarro") pero espero que no conozca este blog porque seguramente tratará de desagraviarse.
Jajajaja, y si lo conoce no hay problema, desde aquí le saludo afectuosamente y le invito al desagravio, jajaja…. No problemo, abrazos
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