domingo, 12 de julio de 2009
Rafael Ochoa, aquel buen profesor de dibujo
Rafael Ochoa, estupendo profesor de dibujo que tuvimos en el Colegio de Agustinos, escultor, restaurador y artista al que tengo perdida la pista, siempre fue un profe que supo buscar y encontrar en los que entonces éramos chavales ciertas aptitudes y sobre todo, actitudes e interés por el dibujo. Yo le debo mucho, este hombre me animó a perseverar y me impregnó de un buen barniz de confianza, acercándome a artistas clásicos y también conversando sobre dibujantes de tebeos o buenos ilustradores. Siempre que entro en el Laurel, café que hay cerca de la calle Cádiz me acuerdo de él, ya que es el autor de las sugestivas esculturas que ahi se exponen. Lo encontré hace un tiempo restaurando y trabajando en la fachada de la Iglesia de Santa Isabel. Un gran recuerdo a un estupendo profesor y a un buen artista al que tengo perdida la pista.
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5 comentarios:
art simmons dijo:...maravilloso,tuve la oprtunidad tambien de conocer su hermano Carlos,,tristemente fallecido,autor entre otras muchas obras,del dragon que se ve en la fuente de la estacion del norte...rafael ochoa gran profesor y excepción dentro de la cuadrilla de profesorado mediocre e inutil de los pp agustinos de los cojo.......
ostras Art, no sabía que había fallecido el hermano!... me dejas de piedra, he buscado cosas de Rafael en web pero no hay nada... una pena
IMPORTANTE CORRECCIÓN:
Se ha puesto en contacto conmigo Rafael Ochoa y me ha confirmado que las obras de El Laurel no son obra suya sino de su hermano. Canbiará la entrada y las imágenes seleccionadas. Gracias Rafael.
Fue también mi profesor favorito, de 6º a 8º EGB. Gracias a su estímulo, me embarcaría finalmente, sobre los 23, en estudios relacionados con el arte.
Lo pude localizar allá por mediados o finales de los 90. Solo lo localicé para darle las gracias, ya adulto, porque significó para mí, así se lo dije, una "ventana de color y libertad" en mi vida de adolescente.
Creo recordar que nos tomamos algo en "Picnic" de Dr. Cerrada y nos dimos, luego, una vuelta por su taller.
¡Gracias, Rafael!
Me alegro Jesús... qué importante es que un profesor te estimule y apoye, mi experiencia fu parecida, un saludo
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