Este lugar es un espacio especial muy visitable. Es de una enorme serenidad y pudimos disfrutarlo casi en soledad al ser temporada baja, pero es un lugar de bastante afluencia turística. Inmensos peñascos repletos de naturaleza sumergidos abruptamente en el río. Se coge una barquita en el río para poder recorrerlo, un par de mujeres la manejan, reman con los piés y se protegen del sol que da de lo lindo. La rocas recortadas tienen cuevas en sus bases de techo muy bajo y de deliciosa visita. Los paisanos crían patos, recogen caracoles (como el tipo de la foto que pisa la tierra con los pies descalzos en busca de los animalillos). Hay gente que vive en sus orillas entre arrozales, algún cementerio y templillos. En las inmediaciones había uno de los hospitales Vietcong más importantes de la guerra y las cuevas, algunas veces, servían de prisión de aviadores capturados. Se puede ver consignas vietminh grabadas en la roca. Impresionante la Cueva de Jade, precioso templo, dentro de una cueva rodeado de preciosas pagodas y al que se accede por un precioso puente de piedra y una elevada escalera. Un lugar inolvidable.
