EL MILLONCETE

martes, 15 de abril de 2025

Soy un gran admirador de José Luis Moro y de su obra. Siempre ando buscando alguna pieza que llevarme a la boca, no es fácil. Hoy me he soprendido con una a la venta pero, para un ojo avezado y experto en mil paseos por su obra gráfica, salta la alarma de inmediato. Estoy convencido que el mismo vendedor no es consciente de estar vendiendo una copia aficionada, no está mal, pero un primer vistazo ya alerta ante extrañas circunstancias. El mismo vendedor pone al lado de la oferta la portada de Chicas a la que responde la ilustración peor no hace falta ni compararlas para ver que algo falla.

La maestría del pincel de tinta de Moro no da pié a coreeciones ni errores de grosor, tampoco hay dudas ni extraños ajustes. La ausencia de la firma (mil veces falsificada) y la de fondos de acuarela ya resulta demoledora. El trazo de Moro es firme, soberano, majestuoso y equilibrado, nunca tropieza.

No es fácil introducirse en territorios de compra-venta de originales, más en este país, en el que, quizás, no somos tan rigurosos como en otros respecto a la seriedad en la catalogación. Si usted desea hacerse coleccionista de alguna cosa le recomiendo que se haga experto de la misma, algún tropezón se ahorrará y a algún buen amigo ayudará a no cometerlo.