Hoy en día, donde todo es tan frugal y se consume música, cine, tv, como quien trasiega pipas, mantenerse en la lista de reproducciones, no caerse de la audición (en este caso) dice mucho de ciertos discos. Hay algunos "long plays" que están férreos en la lista de reproducción de este que les escribe.... incunables ya en la discoteca.
RADIANCE. THE BURNING SUN. 2010
Este proyecto en solitario del guitarrista Sami Raatikanien, guitarrista de Necrophagist, es en mi opinión, una obra maestra. Producción digan de una catedral, sonidos envolventes en mágicas canciones de 20 minutos (vaya par de epopeyas sónicas.
ADAGIO. LIFE. 2017
Banda francesa que cambia de rumbo aportando este denostado disco para sus antiguos seguidores, que incorpora a un agudo y estilista cantante, Kelly Sundown Carpenter. Lo tachan de progresivo los que añoran el pasado, a mi me parece una obra mayúscula, muy sinfónica, ambiental y llena de estupendas canciones interpretadas con sabiduría.
UNEVEN STRUCTURE. FEBRUUS. 2011
Este disco no tiene mácula. Djent? Progresivo? Qué más darán las etiquetas. Todo la abrumadora niebla pesimista. Un disco bipolar, que pasa del infierno a la Barca de Caronte, del mercurio líquido a la cuchilla afilada, con tiempos medidos y acotados, con ramalazos post, math, lo que quieran, pero que resulta exquisito. Un gran Opus compacto, sin fisuras, que viene en lote robusto y temático.
DEVIN TOWNSEND PROJECT. TRANSCENDENCE. 2017
Podrá caerte mejor o peor el amigo Townsend, sus peroratas y egocéntricos speechs en directo, pero hay que reconocerle su talento mayúsculo, y más el desplegado en este excelente Transcendence que no se evapora de la lista musical. Vuelve y vuelve una y otra vez.
GIZMODROME. GIZMODROME. 2017
Puede parecer una reunión de viejas glorias para pasar un buen rato. Pero el amigo Copeland y sus secuaces se descalzan un discazo de tomo y lomo lleno de matices, viejas referencias, talento, limpieza y evocadores temas. Mix imposible de músicos en plenitud.
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