Ahora que Bowie, pobrecico, es un icono de cualquier moderno cultureta que se precie, con presencia en camisetas, escenario mediático y multiversiones, no es malo recordar que cuando el Duque estuvo en nuestra ciudad apenas unos poquitos más de 2.500 personas (muchas de ellas invitadas) fuimos a verlo al Pabellón Príncipe Felipe, que hoy se llena con cualquier evento de medio pelo. Me decepcionó en su momento pero Zaragoza siempre ha sido sorprendente con algunos acontecimientos relevantes, que se lo digan a James Brown. Fue un conciertazo por cierto, con unos tal Placebo de teloneros, casi nada.
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