Uno de los motivos de este viaje, como no, era visitar el "Castillo de Drácula". Je. Bien sabía yo que el castillo que los rumanos utilizan como eje transversal de su turismo interno, el Castillo de Bran, poco tiene que ver con el querido Conde. Ni siquiera Bram Stoker en su novela se inspiró en estos parajes, o sí en su perfil? Puede ser. Fue la zona al norte de Cluj- Napoca, donde se alojó Jonathan Harker en su viaje, la utilizada por el británico en su novela y, en la ubicación seleccionada por Stoker creo existe un ridículo hotel con rótulos de neón llamado Castillo de Drácula.
Bran ha asumido ese rol por su belleza, su antigüedad y por su gran arquitectura, creo yo. Dicen que Vlad Tepes se alojó en él, pero lo cierto es que el castillo utilizado por Tepes como centro neurálgico es el de Poenari, ahora ruinoso.
Sabiendo todo esto, y teniendo en cuenta que a pié de castillo nos vamos a encontrar un divertido y poco histórico mercadillo de souvenirs, hay que hacer de tripas corazón, abrir la mente y sentirse como un niño subiendo la bonita colina. Barato ticket a fe mía! (qué barato es este país por favor), sabrosas estacas dulces a la venta (han salido hasta en los canales temáticos) y alguna atracción obviable en la zona turística.
El emplazamiento es un lugar seleccionado por los Caballeros Teutónicos donde se establecieron tras ser derrotados en Tierra Santa. La ubicación es estratégica y maravillosa, justo en la línea entre Transilvania y Valaquia. Su origen es del siglo XIII y, tras ser arrasado, se reconstruyó en el XIV, manteniendo su estructura, que es acogedora, algo surrealista y con ciertos tintes de Gabinete del Doctor Caligari. Dicen que Vlad Tepes estuvo prisionero un par de días en sus mazmorras, pero sólo es una leyenda. Fue una posesión de la Princesa Elena de Rumanía de la que hay recuerdos y esencia en el interior. En estos momentos es propiedad de los Habsburgo, en concreto de el Archiduque Dominico. La imagen del castillo ha sido usada en filmes e imágenes.... y cierto es que su perfil, visto desde la carretera, impresiona y amedentra, es fantástico y bellísimo, enmarcado en ese enorme peñasco tan robusto.
El interior está excesivamente restaurado, algo que le quita autenticidad. Es acogedor y cálido, lleno de arcos y recovecos. Bonita colección de mobiliario, excelentes vistas y forzadas referencias a Drácula... como ese tosco "uniforme" de Vlad Tepes.
Un lugar inolvidable pese al comercio turístico.
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