Quizás el coche más sólido, confiable y bello que tuve en su momento de Scalextric (con el Jaguar-e, lo de bello, que no lo de confiable). El formidable Mercedes Wankel me acompañó en cientos de horas de curvas, casi siempre con la máxima solidez. En un arrebato infantil le recorte los guardabarros traseros para incorporarle un tren de tracción de un fórmula 1, creo que del Ferrari B3, la solución fue excelente, un pelín más lento pero jamás se salía de la pista.
Dolorido y golpeado tras cientos de vuelcos, sin parachoques, retrovisores ni lindezas, el viejo prototipo sigue en la vitrina de los coches más queridos por este que escribe. Aún se adivina su vieja matrícula.
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