En este año infame en el que no dejamos de escuchar sobre la desaparición de personas, amigos, familiares, no hay tregua para ningún sector, ningún camino ni ningún buen recuerdo.
Conocí a Alberto Corazón hace más de 20 años. Era fan suyo, seguía con admiración sus huellas en el mundo del branding y en el de sus creaciones icónicas, yo quería ser un gran creador de marcas, como él (jajaja). A finales de los 90 tuve la suerte de ayudarle un poco en una exposición que hacía en Zaragoza. Me encontré con una persona muy talentosa, muy sencilla y humilde. Nos reímos mucho del bien y del mal, compartimos un par de ratos muy buenos, yo lo escuchaba con atención y me encantó ese guiño que me hizo de pertenencia a su mundo, el "lado oscuro" como el decía.
Gracias por su legado, su sencillez y su paciencia con aquel, por entonces, ayudante -fan-pesado que bien poco pudo hacer para mejorar su ya estupenda presencia en Zaragoza. Estos huecos son muy difíciles de reparar, son personas que dejan un gran legado detrás.
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