Alemania no es un país barato para los coleccionistas. Los anticuarios tienen precios muy elevados en mi opinión, y algunos no muy acordes con el planeta. Pese a todo siempre es divertido olisquear entre almonedas escondidas donde siempre te tratan con amabilidad. Los precios ya son otra cosa. Encontré esta vieja marioneta de mono entre unos trastos que, tras ser seleccionada, fue inmediatamente testada online por la vendedora, que no tenía ni idea de qué precio ponerle.... y tras el test vino el precio imposible.
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