martes, 3 de mayo de 2022

EL ICEBERG

Vivimos en un paisaje iceberg, estoy convencido. Tiempos de superficialidad, que nada tienen que ver con las generaciones, las edades o los rincones planetarios, sino con el entorno y lo que quieren y esperan de nosotros. Nos quieren planos, desinformados, inflamados, volcánicos y con decisión visceral, así es mucho más fácil manejarnos. Quieren ovejas. Nos quedamos con la parte superior de la mole helada.

La realidad, aunque cada uno disponga de su propia realidad, nos la formamos desde la información y el conocimiento. Ante la enorme desinformación surge el inmenso desconocimiento y de ahí, el error en el análisis o, simplemente, la acción brutal sin análisis. Pero no nos pongamos profundos, vayamos con las metáforas.

Somos un barquito miserable pero con ganas de navegar y frente a nosotros nos encontramos con un monstruo de hielo, pero en nuestra manos está, desde el conocimiento, deducir que ese enorme bloque que se nos presenta delante esconde más que lo que muestra. Miles de valorados navegantes ya han transmitido esa información anterioremente, es solo cuestión de leerlos o escucharlos, su prestigio les precede.

Pero ahora no son tiempos de profundizar, navegamos en rala superficie, no hay tiempo de sónar, de buzos ni de sextantes ni maestros, es el aquí y el ahora.  

INFORMACIÓN

Consumimos la información de forma completamente superficial, devoramos titulares de diversos medios o simplemente de los que nos resultan confortables. Nos quedamos con una idea fuerza, somera, insuficiente y claramente "marketiniana" e intencionada, para ser voceadores de la misma, simples viralizadores de la mierda. 

No podemos quedarnos solo con una punta de ese iceberg, es peligroso y somos carne de naufragio. Es bueno crearse opinión, desde la selección o escucha a quienes disponen de credibilidad y dato o tirando de hemeroteca y leyendo historia contemporánea, porque tristemente todo es cíclico y las cosas que pasan, por desgracia, ya han ocurrido muchas veces. 

A las plataformas y los nuevos monstruos del dato les interesa este consumo vacuo, de titular y tweet, que no hace pensar pero calienta el corazón, porque lo que desean es que pases tiempo en las plataformas, cierres el libro y cualquier otro canal y te centres en ellos, la pela es la pela y tú el producto, Twitter, Instagram, Facebook, Youtube. TikTok no son gratis, tú eres la mercancía y tu actividad lo más valioso, el dato. Hacerte además falso protagonista de ese mundo es un engaño al ego, no lo eres, solo un espectador más, un cliente más que está empeñado en decir todo el día lo que desea comprar. Y somos incapaces de salir del tenderete, hay demasiadas golosinas.

Que se lo digan a este miserable bloguero del que no paran de reírse en algunos círculos por seguir tirando de una pequeña, vieja y lenta barca de madera, y de pescar a caña... pobre infeliz, ni atunes ni riquezas ni emporios de likes... sólo cuatro mabras al cubo, splash splash (ruido de remos). Coro de risas en el puerto, como diría Scrooge; ¡¡Paparruchas!!

FORMACIÓN ON LINE

Consumo expréss por parte de personas con o sin credibilidad, que trabajan sobre la forma y no el fondo. Esencial la sencillez de digestión, el verbo simple, la duración mínima (hay que seguir en otras plataformas) lo divertido y cachondo... nada de dolor ni de esfuerzo ni sufrimiento. Información digerible amplia y lo más "abierta" posible a todos los públicos... mass media es volumen, likes, seguidores e ingresos, la especialización y la calidad no son  rentables. 

Cuando es desde el dolor desde donde se crece, desde el sudor, la tenacidad y el encomio... no desde el disfrute... divino el poder disfrutar de momentos en el aprendizaje y en el día a día, pero crecer es sufrir, es cambiar, ir de un lado a otro, y eso es incómodo, doloroso y complejo... y no son tiempos de dolor.. todo tiene que ser blandito, con caricias morales no vayamos a incomodar al pobre usuario. Da igual que el que te habla lo haga desde la experiencia, el sentido o el conocimiento... lo importante es cómo te habla y que te entretenga para que así los contenidos entren mejor, ¿qué mas da sin los contenidos son una castaña? De tanto repetirlos ya se han convertido en dogma. Tiempos tan complejos que hasta que los que saben mucho, tocados en su ego al ver que poco o nada participan del circo diario, entran al serrín de la pista central... en minutos son despedidos con una lluvia de tomates y sonoros abucheos. ¿Qué importa lo que cuentas amigo?.... entretenme, dame la razón, búscame un enemigo y dame algo que viralizar y que me llene el ego, lo demás, aunque se la antigua Roma, te lo metes por santa sea la parte.

CULTURA

Los vídeos no más de 2 minutos, las pelis jamás para mayores de 14 años, todas infantiles, morales, equilibradas y que no aprieten ninguna tecla divergente ni produzcan un pellizquito de incomodidad, y, sobre todo, atragántate de material, hasta el vómito, disfruta del gran carnaval de el buffet libre de series, sean buenas o no, lo importante es contar al vecino y recomendarla... deja tu huella para que las plataformas sepan exactamente tus gustos, el camarero vendrá, cuando acabes con la paella, con todo lo que te gusta para que no te levantes de la mesa del restaurante en meses, no vaya a ser que se te ocurra salir a pasear, a mirar al mar, a dibujar o a leer un libro... se habrá visto semejante traición?... ir por libre!!!. No importa quien hace la peli, de donde viene cierto director, porqué hace las cosas, quien toca en un grupo o quien fue Bowie... simplemente escucho un tema que suena molón y dejo que me sigan metiendo, como a una oca carne de foie, material por el buche hasta reventar... que me lleven, que me metan su mierda... nada de investigar ni saber quienes fueron los Beatles, Murnau, Picasso o el mismo Mozart (hablamos de los grandes, si hablamos de Frank Zappa, Capra, Caspar Friedrich o Stravinsky igual te escupen)... para qué, todo me viene dado, me ponen lo que quieren y yo trago... para qué mirar el 98% del Iceberg cuando me conformo con hincharme con la mierda de la superficie, la misma mierda que toman todos los demas, que nos hace homogéneos, iguales, peores y sin criterio... en definitiva, pobres.

La misma mierda que nos hace predecibles, moldeables, usables, manejables, contables y numerables, dirigibles, estudiables y comerciables.

Escucha esta música simplona y tribal, que toca la tripa y la víscera, que se olvida de progresiones, matices, escuelas o evoluciones... vuelve a lo simple, donde los músicos ya no importan y las canciones menos, céntrate en el culo cimbreante y el pavo agresivo que ni canta ni compone, simplemente dice frases vacías de buffet del barato, del de 11 euros. Qué mas da que sepan música, que creen o que compongan... dame de comer y olvídame, no tengo curiosidad.

¿Dónde quedó mi criterio? ¿Dónde quedó el riesgo, la investigación, arriesgar en la Filmoteca, pasear en soledad por el museo al tun tun? 

Sentadico, repleto, me siguen dando la papilla. ¡¡Deseando estoy que abran eso del Metaverso porque que me voy a poner morao!!.

SABER MÁS PARA DECIDIR MEJOR

Es un slogan publicitario que he utilizado hace unos tiempos, pero me parece una gran frase. Para tomar buenas decisiones, tener buenas conversaciones, emprender buenos proyectos o, simplemente, tener opinión, es momento de saber más. No por erudición o snobismo, ni altivez, sino por simple afán de libertad y de vivir en un mundo mejor, diverso y respetuoso.. y por superviviencia si me apuran. Por no ser predecible ni un número más, por ser incómodo e inesperado... por joder el logaritmo y volver loco a quien lo dirige y, así, encontrar cosas que me interesan y me ayudan a crecer. Probar nuevos platillos, no comer la basura que me dan de marca blanca, tibia, simplona, sin calidad. 

Conocer la historia, saber lo ocurrido, paladear con mesura... escuchar músicas y letras, sus orígenes, escuelas y tendencias. Ver cine y teatro para escuchar voces transgresoras y libres, atender a conceptos que nos hacen pensar. Viajar, aunque sea al pueblecito de al lado, para poder ponernos en el sitio de aquel al que tanto criticamos y darnos cuenta que es el mismo tipo que tú pero, a lo mejor, en un momento histórico, cultural y social distinto, adelante o detrás. Leer mucho, mucho y diverso, para que la mente se inflame de forma adecuada y equilibrada.

Veía este fin de semana la ordenada y rebosante biblioteca de mi sobrino y pensaba, hay esperanza.

Andar por la calle, observar, conversar con los comerciantes y las gentes de los bares, con los coleccionistas, los apasionados o los despistados. Escuchar y enseñar a divertirse a los más pequeños. Quedar con los amigos y charlar de cosas, con las familias... fulminar los móviles de las mesas, por respeto y coherencia. Pasear con el perro, ir a mercadillos, llamar a los amigos lejanos y solitarios. Leer a los clásicos y también los tebeos, escuchar a los mejores músicos, ir a al teatro a sentir el actor, escuchar al músico en directo, con sus canciones y sus compañeros subiendo y bajando mástil. Ver fotos antiguas, recordar los buenos momentos y conectar con las cosas que nos hicieron felices y danros cuenta que, casi todas, fueron al lado de alguien estupendo.

Y, sobe todo, pensar antes de actuar. Puede sonar algo simplón, y ya lo decía Alfredo Landa, ¡Vamos a respetarnos un poquico!. El navarro tenía razón. Desde el pensar, el respetar y el conocer, tomaremos mejores decisiones. Cogeremos el timón de nuestro barco y esquivaremos o atracaremos en el iceberg que se nos presenta, pero sabiendo a lo que nos enfrentamos. Respeto al bloque de hielo, estudio de lo que viene, lectura de los viejos libros de navegación, escuchar a los viejos lobos de mar, no a los mequetrefes de taberna portuaria, respetar la mar, la tripulación y al resto de barcos que siguen ruta cercana, avisando de lo que viene y deseando buena singladura, abiertos también a quien desee, con generosidad, echarnos una mano.

No me imagino a un excelente capitán de pesquero, de travesía por el peor de los océanos, tomando decisiones o buscando caladeros en base a patanes voceras de callejón oscuro, hechiceros prestos al lanzamiento de huesos mágicos o la escucha, vía radio marítima, de un tipo que jamás piso la cubierta de un navío. Solo tenemos una travesía, así que habrá que ver de qué nos ayudamos para no acabar en el fondo del mar helado.

Todo es cíclico y estoy convencido, con la gran generación de jóvenes que tenemos, que saldremos de esta paradójica decadencia de unos tiempos en los que jamás se vivió mejor, pero en lo que más y más barcos no dejan de estrellarse y hundirse en el mar.




2 comentarios:

Langsdorff dijo...

Muy interesantes y acertadas todas estas reflexiones. Daría para un artículo mucho más extenso o libro. La degradación moral, social, cultural y política es evidente de 20 años para aquí. Yo al contrario que tu conclusión, auguro una caida en picado de la sociedad, en particular en lo que llamamos Occidente.

Te enlazo un análisis que completa tu entrada:

https://magnet.xataka.com/que-pasa-cuando/no-solo-cine-toda-cultura-se-ha-convertido-oligopolio-controlado-unos-pocos

Antonio Saz dijo...

Gracias amigo, lo leeré con detenimiento. Yo soy optimista de actitud, pero pesimista si pienso friamente en lo que viene, más cuando vivo cada día en el mundo del marketing y el mercado las tendencias. Pero bueno, no se puede perder la esperanza, je. Lo que han conseguido entre todos es que recordemos aquellos finales de los 70 principios de los 80 en este país como una época absolutamente única y fascinante. Un abrazo

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