Bueno, de todo el mogollón coreano tan solo este personaje se ha quedado con mi cerebro y mi corazón, el amigo Labubu. No soy el primero que sucumbe a sus encantos y las tiendas Pop-Mart se quedaron con unos pocos euros del bolsillo de este viejo coleccionista. Pequeño y bien diseñado, excepcionalmente acabado y fabricado, vivirá mejor en España que en Corea, estoy convencido.
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