Pocas cosas más agradables que pasar una mañana en el rastro de Madrid con un muy querido amigo. La verdad es que ha sido un paseo caótico pero lleno de momentos. Han aparecido unas excelentes primeras ediciones de Olé, de esas que solo se encuentran en la capital, y hemos visto cosas interesantes. El Rastro de Madrid es un organismo vivo que va mutando, cierto es que han desaparecido puestos y lugares únicos, como el puesto del gran Rafa o tres tiendas de juguetes de las espléndidas, pero siempre ofrece cosas, como ese puesto de material de kiosko fascinante. Gracias Guti por el estupendo momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario