domingo, 10 de marzo de 2024

PEDRO GONZÁLVEZ, EL HOMBRE LOBO CANARIO




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

Siempre me ha fascinado la historia de este hombre español del siglo XVI. Padecía hipertricosis y era conocido como el Salvaje Gentilhombre de Tenerife o el Hombre Lobo Canario, pobre hombre.

Descendiente de guanches canarios de muy niño fue llevado a la corte del rey Entique II de Francia en la cual permaneció durante 44 años. Allí era todo un personaje curioso, una especie de singular aristócrata, y desde luego fue tratado como persona, no como monstruo.  Su cuerpo estaba cubierto de una sedosa capa de pelo.

Enrique II lo acogió bajo su protección, y como hablaba español pudo comunicarse con el entonces niño, que le transmitió su nombre, Pedro Gonzálvez y que provenía de las Islas Canarias. Por lo visto el padre era un jefe tribal guanche lo que alimentó el mito de "hombre salvaje de un mundo lejano". El rey, lejos de convertirlo en un bufón le dió una excelente educación y un puesto de sommelier real, con sueldo y concesión del rango de "Don" por ser descendiente de un rey (o jefe tribal).

A la edad de 36 años contrajo matrimonio con Catherine, tuvieron seis hijos de los cuales cuatro sufrían hipertricosis, que también afectó a los nietos. Es bonito que varios de sus retratos estén en Ambras y que, dicho lugar, haya servido para dar nombe al síndrome, Síndrome de Ambras. Estos retratos están en el Castillo de Ambras, Innsbruck, Austria, en una sala denominada "Cámara de Arte y Curiosidades" creada por Fernando II, junto con un retrato de nada más y nada menos que Vlad Tepes. 

Fallecidos sus protectores la familia pasó a formar parte de la corte del duque de Parma, Ranuccio Farnesio, en Italia, donde su vida transcurre con más discrección. Algunos expertos dicen que la historia de Pedro y Catherine inspiró el cuento de La Bella y la Bestia. A mi me resulta maravilloso que en aquel lejano siglo XVI, en Francia, un rey acogiera y diera oportunidad a un niño canario con esta singular patología, dice mucho y bien de la cultura de aquellas gentes. En España seguramente hubiera acabado en algún calabozo de la Inquisición. Pedro falleció en Capodimonte a los 81 años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Increible historia que no conocía. Me gustan particularmente, estas historias de personajes únicos y excepcionales, dignas de llevarse al cine. Fuerte abrazo de Javier.

Antonio Saz dijo...

Es una historia fascinante... abrazos

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