De todos los boxeadores de mi época de chaval, (Urtain, Evangelista, etc...) si me quedo con uno, es con Perico Fernández. Una especie de máquina desordenada que fue afinándose con el tiempo. Nacido en Zaragoza en 1952 y criado en un hospicio, con poca preparación vió en el boxeo un posible camino de futuro y empieza en 1970 a zurrar al personal. Su comienzo fue meteórico y despachaba a los contrincantes con una facilidad pasmosa, pero como no eran de nivel, el aficionado se preguntaba si contra los "grandes" la cosa sería igual. En el 73 se proclama campeón de España y de Europa en el 74 contra Toni Ortiz (Un clásico), nadie apostaba por Perico pero en el round 12 le metió una castaña a Toni y otra cosa mariposa. Ese mismo año se proclama campeón del mundo superligero ante Furuyama y en el 75 defiende el título con victoria KO ante Joao Henrique demostrando que no solo había furia en esos guantes, sino también categoría.Ese mismo año pierde el título y empieza el bajón. Ahora es fácil ver a Perico por Zaragoza, es un personaje querido. Pintor, en muchos bares se pueden encontrar sus trabajos (muchos de ellos relacionados con los toros). Incluso se ha atrevido con algún logotipo como el de la taberna mexicana al lado del Portillo, tiene mérito lo de Perico. Con una vida personal compleja, algún problema con el alcohol y la salud (en la última entrevista de Heraldo decía que estaba perdiendo la vista de un ojo), el ex Campeón del Mundo pasea por la ciudad siempre a la sombra de aquel campeonato. PeriKO!
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