martes, 22 de agosto de 2017

GROUCHO, TE NECESITAMOS

Vivimos tiempos donde se piensa con las tripas y de manera extrema.... apenas se utiliza la inteligencia, el sarcasmo, la ironía, la metáfora. Todo vale para el opinador anónimo, nada vale para la persona con nombre y apellidos que desea expresarse. Un error o una incoherencia (que otros piensan incoherente) puede acabar en un hundimiento de la reputación pública. Además, el ansia viva por ser escuchado y reconocido hace que se expresen todos los que, a veces, no saben hacerlo. Esto hace que el paisaje de opiniones sea inabarcable y, las que tienen rigor y, no son dúctiles con el sistema, o pasan desapercibidas o son destruidas.

Además, todo es políticamente y estúpidamente correcto, como si las personas no supiéramos discernir entre el bien y el mal, entre lo que es y no es machista, entre lo que es y no es digno, entre lo que es y no es maltrato animal.

Me ha venido esta reflexión hoy porque una lectora del blog me ha pedido las instrucciones de "El Chino", un juego maravilloso que se lanzó en los 80, soberanamente editado en Barcelona.

Este juego va envuelto con una liga femenina, se desarrolla en el barrio Chino de la Ciudad Condal, los personajes-ficha son chulos y putas, se alquilan pensiones y espacios para la prostitución, se trafica con hachís con ficticios trozos de costo envuelto en papel de plata, se puede coger enfermedades venéreas y otras divertidas delicadezas alrededor de los bajos fondos. Me acuerdo que andaba El Víbora detrás del asunto, yo compré el juego en la desaparecida y maravillosa Makoki, en la Plaza del Pino de Bcn. 

Desde luego, las divertidas horas que hemos pasado mis amigos y yo jugando a El Chino no nos han hecho ir de prostitutas por el Barrio Chino, no nos han empujado a consumir droga ni tampoco hemos alquilado pensiones truculentas..... al contrario, nos ha permitido ver con ojos tolerantes a la parte más degradada de Barcelona y nos ha hecho pasar decenas de horas geniales. Estoy convencido que si hoy, este pequeño juego se editara, saldría en todos los telediarios, sería requisado y sus creadores empapelados a lo grande, o lapidados en la Plaza Mayor.

Por eso se hecha de menos a Groucho Marx, a Frank Zappa o a Gurruchaga.... son gentes que dicen lo que piensan, transgreden y atacan al intocable políticamente correcto, son ellos y sus circunstancias, no son lo que queda bien. Este fin de semana el presentador Jordi González tampoco fue políticamente correcto, así le ha ido al hombre. Pérez Reverte saca el machete de vez en cuando e, igualmente, recibe lo suyo, que se la sopla. Se añoran programas como La Clave, valientes y tremebundos, donde personajes intelectuales y de peso, no contertulios a nómina guionizados, salían a la palestra y defendían con autenticidad sus pensamientos.

Necesitamos al Groucho que llevamos dentro, despertarlo y ponerlo en marcha, expresarlo. Dejémonos de gazmoñerías, seamos nosotros mismos, imperfectos pero personas, diversos pero respetuosos. Riámonos de nosotros mismos, de nuestras ridiculeces y  carencias.

¡Groucho, despierta, cala bayoneta y dispara!


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