Pue sí, de la muerte y yo diría de la maldad. New Orleans es un lugar donde, además de haber un barro de diversión fuera de lo común, se respira un ambiente amigable para todo tipo de personajes extremos que viven creyéndose brujos, brujas, vampiros, zombies y cualquier tipo de "character" extremo de la literatura, el cine o la cultura pop, es francamente divertido. Eso sí, todo susceptible de ser llevado a la camiseta, el ticket, la hamburguesa o el coleccionable.
Museum of death, en pleno French Quarter, no lejos de Bourbon Street, suena a turisteo y banalidad, divertida eso sí. Un ticket de menos de 20$, unos extrañísimos empleados (pero que muy extraños) y aún más extraños los clientes, entre los que nos encontramos.
No está permitido hacer fotos, pero no me resisto y bueno, disparo algunas imágenes que no hacen justicia al desparrame que encontramos. Es una colección privada, está claro, pero sin tapujos. Desde una sala con televisión velatorio, a innumerables bizarradas esqueléticas, máscaras mortuorias, instrumental devastador, herramientas amenazantes hechas a mano, tabloides deleznables, galerías de asesinos, pasando por tremendas fotografías de autopsias, informes policiales y demás materiales, sin censura, sin dulces, patada directa al estómago.
Impresionantes y terribles las imágenes policiales del asesinato de Sharon Tate y de una serie de crímenes en serie contra prostitutas. La verdad que con lo que tienen que lidiar los agentes del orden, muchas veces, ni nos lo podemos imaginar, pero algunas muestras que aquí se exponen revelan lo terrible que puede llegar a ser el asunto, sin censura.
He de reconocer que algunos objetos, tremebundos, y algunas imágenes, terroríficas por su verosimilutd, removieron el estómago y la mente de éste que escribe. Asesinos en serie, personajes infernales, cadáveres por doquier, fotografía funeraria, elementos rituales, y un buen merchandising qué caray. Me gustó el Museum of Death, eso sí, familias, no entren con los teenagers, para mayores de 18 años o más diría yo. No vayan nunca tras una comida opípara, mejor en ayunas o acompañados de una botella de agua fresca.
Incluyo exclusivamente imágenes para todos los públicos.
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