Ayer disfruté, mucho años después, de una película que en su momento me marcó y descubrió a dos bestias de la pantallas como Laurence Olivier y Michael Caine.... La Huella. Una película soberbia, barroca, angosta, británica hasta el insulto, todo un delirio. Recuerdo haberla visto en blanco y negro, en la segunda cadena, una noche solitaria. Ayer la redescubrí con todo su color y organza british, su recargamiento cuasi rococó, sus batines, poses y la sublime presencia del Sir Laurence, que en dos muecas te muestar lo gran actor teatral que era, de hecho en muchas parte de la película te parece estar viéndoles en el Teatro Principal.
A todo este atracón sensorial, hay que añadir el guiño del coleccionismo juguetil que se gasta el bueno de Olivier.... autómatas, teatrillos, extraños muñecos, payasos carcajeantes, todo para el disfrute y manipulación de un Joseph L. Mankiewicz que se encuentra con dos pesos pesados de la interpretación, frente a frente, en claro pulso y sin ganador ni vencido.
Bravo la Sexta 3 y sus extraordinarias perlas.... hoy, para deleite de algunos, SED DE MAL, otra peli de las que tumban a un dromedario.
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