domingo, 30 de septiembre de 2018

EL RESPETO A LA IGLESIA DE LA MAGDALENA

La Iglesia de la Magdalena, de Zaragoza, es un templo que lleva un par de decenios cerrado y la pobre ha sufrido todo tipo de destrozos y dejadez. Desde una barra cervecera en el pórtico de entrada hasta agresiones de todo tipo. Ahora está a punto de volverse a abrir y ya ha recibido nuevas caricias por parte de los desaprensivos. A ver si pronto entra "en funcionamiento" y la dejan un poco en paz.


124 D Y EL PILAR EN 2018

Fotografía cortesía de un querido amigo.


EL SONRIENTE DESCONOCIDO

Vaya figura soberbia he visto en una almoneda local. Me imagino que es francesa. Un joven vestido estilo años 40, con ojos de cristal y pinta de bailarín de claqué. Desconozco su finalidad ni sentido, pero es de esos objetos que son diferentes, especiales e intensos.



EL RASTRO DE HOY (30/9/18) ZARAGOZA

Qué caro es nuestro rastro..... qué caroooooo... hay cosas chulas pero imposibles. Hemos pasado un buen rato y completado la colección de Astétix con la Hoz de Oro en edición francesa.... los Astérix franceses tienen un plus interesante, los títulos son bonitos logotipos que no se utilizaron en la edición española, como ese soberbio de LA CIZAÑA.



































sábado, 29 de septiembre de 2018

SEAT 800 4 PUERTAS

Imagen gentileza de un buen amigo.


BUBY GIRLS

COMERCIO EN LÜBECK











LA GUARIDA DE NOSFERATU (LÜBECK)

Nosferatu, la peli de Murnau de 1921, es una de mis películas preferidas. Expresionismo alemán del bueno, del que deja huella. Sabidos son los muchos problemas que tuvo el cineasta con los herederos de Stoker por el tema de derechos y cómo tuvo que innovar con localizaciones y relato. Drácula era Nosferatu, Inglaterra era Wisborg, y el Conde, el Conde Orlok.  

En Lübeck, la bonita localidad cercana a Hamburgo, es donde se encuentran una de las estampas más características de la cinta y que para todo el mundo pasan desapercibidas con ese contenido, ya que en ningún lado pone que forman parte del legado de la historia del cine.

Son unos viejos almacenes de sal, que en su momento estaban abandonados y que sirvieron como alojamiento de Nosferatu en Wisborg, ficticia ciudad portuaria donde llegaba el no muerto con su plagas de ratas y féretro al hombro. Siempre me impresionó esa arquitectura y, en directo, todavía me resulta más interesante y lúgubre, además de bella y ordenada.

Hoy es una de las estampas de la ciudad, pero mucha gente no sabe, que tras los cristales de uno de sus ventanales, está la inolvidable figura de Nosferatu.





















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