(Fotografía Manu Fernández, La Vanguardia)
A ver cómo cuento yo esta experiencia. Me han invitado con todo el cariño al concierto de Bruce Springsteen en Barcelona, inicio de gira de su "The River Tour". No soy fan de Springsteen, lo he escuchado mucho, es un artista muy querido por el público pero su música no es lo mío. Pese a todo la mente y el alma siempre están abiertas a nuevas experiencias, y con ese ánimo rumbo a Barcelona en la mejor compañía.
Filas endemoniadas, muchedumbres sin fin, apocalipsis de gran concierto... hablamos de un llenazo en el Nou Camp, hacía tiempos que no veía algo así. Público de toda clase, mucho cincuentón viviendo su noche más rockera, ávido de emociones, muchas, muchísimas mujeres, rendidas a los pies de el Boss que las tiene encandiladas, niños, buen rollo y gente poco acostumbrada a los conciertos, viviendo una fiesta, más bien, todo un acontecimiento.
Gradas rebosantes, los de a pié apretaditos. Y bueno, empieza la hormigonera.... porque lo de este tipo de New Jersey de 66 años es, pico, pala, apisonadora, hormigón armado y victoria por erosión y posterior demolición. Las canciones, con esa mezcla de rock melódico, bourbon, camionero, América profunda, bandera yankee, club viejo, folk sureño, folk norteño, blues, rock sencillito y pasión guitarrera, todo ello matizado con el leñador honesto y simpático, se convierten en una suerte de fáciles coros y melodías que el personal recoge con emoción, hace suyas, y lanza al aire sin compasión.
Amo y señor de su Iglesia, sus 65.000 fieles que cantan, aplauden, saltan, ríen y botan al ritmo del sumo sacerdote que los maneja a su antojo, pero no por imposición, sino por absoluto liderazgo.... No hablamos de un cantamañas embaucador, no señor, sino de un currante honesto, simpático, con una gran capacidad de comunicación, generoso sin límites, limpio, con un feeling impresionante con la banda, solidario, .... hablamos de un frontman brutal, que te mete cuatro horas, sí, nos metió cuatro horas de canciones, con 2 segundos de intermedio entre corte y corte....perdí la cuenta....40?.
1,2,3,4..... 1,2,3,4..... 1,2,3,4.... y otra canción, y otra canción..... una auténtica bestia, impresionante. Nunca, y digo nunca, he visto una entrega personal igual sobre un escenario, y mira que llevo conciertos a las espaldas.... una pena que su música no me llegue al alma, aunque he de reconocer que me emocioné muchísimo con esa versión de Purple Rain (divina) y ese prodigioso Born to run, soberbia canción donde las haya, llenas ambas de emoción.
Secundado por una banda que más parece familia, donde destaca Nils Lofgren, enorme guitarra, y Steven Van Zandt, muy potente y aportador, un magnífico pianista como es Roy Bittan y un conjunto poderoso que apoya la maquinaria.
Destrozado.... The Boss me ha dejado fisicamente destrozado tras su casi interminable recital. Sus fans, con justicia, salieron sumamente satisfechos.... su música, popular, cercana, amable y llena de coros emocionantes toca el corazón de la gente, y los hace muy felices, no es mi caso, me machaca por, quizás, no saber encontrarle matices y variedad y resultarme monótona, pero me quito el sombrero ante este enorme artista. Si muchas bandas y gentes del rock tuvieran el 50% de la entrega de este caballero en el escenario todo sería mucho más interesante.
Un concierto de masas hecho para las masas. Un excelente producto de música popular.
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