Paré el domingo en Lleida a ver por primera vez el rastro ubicado en la Rambla Ferrán. Muy poquitos puestos, pero muy ordenados y limpios, con amables vendedores y material interesante. El lugar es estupendo, en plena Rambla de la ciudad, entre árboles. Poca gente, mucho espacio y algunas cositas que ver.
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