Una de las estaciones de tren más interesantes del Reino Unido es la de Temple Meads, en Bristol. En un estado casi idéntico al de principios de siglo XX, con los adelantos y añadidos necesarios, pero con todo el sabor del hierro, el ladrillo y las grandes bóvedas de la Revolución Industrial. Con frenética actividad y grandes posibilidades de comunicación. Su nombre procede de la antigua iglesia del Temple que tenía en los aledaños y que acabó destruida en la Segunda Guerra Mundial por los bombardeos.
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