Se me escaparon en 1979, era un chaval, y se me volvieron a escapar hace 25 años, pero esta vez, de pura casualidad (cero promoción) me enteré del breve paso de John Watts por España. El británico es un referente muy desconocido de la New Wave inglesa, casi abandonado por las nuevas generaciones.
Fischer-Z fue, en su momento, un adalid de la modernidad, aunando gran calidad, eclecticismo, influencias jamaicanas y africanas, tan de moda por entonces (The Police, Peter Gabriel) pero que se circunscribió a tres o cuatro hits, The Worker, So Long, Marliese. Room Service. No abandoné a Watts ni a Fischer-Z pese a desaparecer y aparecer como el Guadiana, con aquellos discos tan deliciosos con Reveal o Fish Head, ahora vuelven con otro fiel a sí mismo, fuera de mercado.
Imposible encontrar un ticket online anticipado, venta buscada analógica, en tiendas de discos y local, el cartelillo de la entrada lo dice todo, vuelta a la esencia. Sala histórica, agradable, abarratoda de cincuentones que disfrutaron como enanos.
Exquisita salida y entrada de concierto, inovidable esa Marguerite de inicio, set-list minucioso e insuperable, a la que se añadió una soberbia Limbo, sonido espeluznantemente bueno, la vieja Gibson bicolor del maestro de los pantalones de cuadros, voz mítica, banda multinacional con un bajista británico salido de las cuevas del post-punk. So Long, Marliese, The Worker, Berlin, Room Service, Angel of Gardenia, la deliciosa The perfect day.... en fin. Primera fila, comodidad, sonido perfecto, concierto de leyenda, canciones fascinantes.... quizás uno de las mejores experiencias musicales, por cariño, dificultad y exclusividad, que este viejo espectador de conciertos ha disfrutado.
Rescaten sus viejos discos de Fischer-Z, verán que sigue vivos y fresquitos, como el viejo y sabio Watts.
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