Tema delicado y que hay que tratar con guante de seda. Entiendo perfectamente a las personas que, teniendo un familiar desaparecido o mal enterrado en una cuneta, desean darle un lugar digno, un espacio en donde poner una flor o simplemente reflexionar y otorgarle, a esa persona, de manera simbólica, un reconocimiento que no ha tenido en todos estos años de olvido y dejadez.
La transición española no es un modelo estándar de reajuste simbólico, seamos claros. También es verdad que muchos políticos e instituciones, se pasan de frenada y, en vez de aplicar sensatez y mesura, se van al extremo opuesto.... pero lo dicho, es un tema delicado y para quien tenga un familiar querido desaparecido o asesinado, un asunto de calado profundo con el que empatizo.
Aquí no nos dedicamos a hablar de estas cosas, sí respetamos a cada cual en sus sentimientos y revindicaciones. Aquí solemos hablar de patrimonio, de ladrillos y de espacios, como hicimos el otro día con las placas de los caídos que había en las paredes del Casino Mercantil de Zaragoza, mal tiradas en una almoneda local.
Hoy cambiamos de lugar. En Córdoba, en la tapia del cementerio, se ejecutaron de manera vil a miles de personas.... de hecho, las tapias de los dos cementerios de la ciudad fueron escenario de auténticas matanzas. En el mismo Cementerio de la Salud, que visité, existe una tapia donde se realizaban los fusilamientos. Está documentado que en las fosas comunes locales hay cerca de 4.000 cadáveres.
Hasta aquí, terrible. Ahora viene la paradoja. La institución local, con buena intención, ha querido señalizar el muro donde de manera terrible se fusilaban a esas personas, pero luego me lleno de desconcierto.... el mismo espacio habilitado como simple parking de coches, apelotonados y cercado con un tejadillo para aparcar..... no entiendo nada. Pretendes darle a un espacio la dignidad, emotividad y fuerza de memoria a lo que bien lo merece, y luego lo sepultas y ensucias de asfalto y coches, impidiendo incluso la lectura de la valla que indica lo allí acontecido.
Qué cosas más tristes. Qué país más extraño.
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