Estos días estamos viendo en toda el planeta como la falta de lluvias y el drenado de los pantanos saca a la luz viejas estructuras arquitectónicas que permanecen siempre sumergidas. El embalse de Búbal, en el Valle de Tena del Pirineo Aragonés es un viejo y querido amigo de los que visitamos y vivimos como nuestro este mágico lugar de nuestra tierra, alguna vez nos había enseñado su viejo puente pero yo personalmente nunca había conseguido “caminar” el embalse y visitar sus viejas estructuras, como una antigua casona con cuadras y corrales donde aún se pueden ver las inscripciones en los comederos, los dos viejos puentes de la carretera o esa excelente señal de ceda el paso de piedra, ya sin color, que es digna de museo, pero su enorme peso la destina a volver a vivir sumergida unos cuantos decenios.
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