MEMPHIS, TENNESSE, LA CIUDAD VACÍA

Fascinante ciudad, fascinante de verdad. Pareces estar en el rodaje de una distopía post nuclear. La ciudad de BB King o del gran Elvis Presley (aunque éste último era de un pueblecito cercano) le debe mucho a estos dos, porque sin ellos, no se qué sería de la urbe del oeste de Tennesse.

Llegada en autobús a manos de una conductora que, sorpréndanse ustedes, no sabía entrar en la ciudad (la jauría de pasajeros locales gritándole por donde ir fue inenarrable). El taxista nos lleva a ritmo de Elvis hasta el hotel que ya nos presenta una ciudad especial, oscura y silenciosa. Primer paseo por Mean Street, una calle cuidada y arreglada para renovar el centro urbano, con un tranvía "clásico" que debería darle vida pero que se encuentra "out of order". Nadie en la calle, pero si digo nadie es nadie. 50% de locales cerrados sine die y aparición de dos o tres sujetos home-less que, como zombies, se desplazan por los vacíos raíles "out of order". Asombro. Es una especie de Detroit, más pequeño y en versión concentrada. La llegada a la calle "de bares" nos vuelve a sorprender con un terrible control policial, tremebundo, con acceso bajo presentación de documentación, prohibición de armamento y pago de 5$ por cabeza por acceder a una calle.... nos negamos y metemos en un bar local lleno de outsiders a comer lo que surja, impresionante. Mañana será otro día. Coches de policía bien pertrechados aquí y allá. El siguiente día, festivo, silencio y vacío. ¿Dónde está la gente?. Vayan a saber ustedes, el día laboral, un par de personajes con corbata y algún coche. Los autobuses de línea con cadencias de más de una hora.... natural, no hay nadie a quien transportar. Cuando subes a uno el conductor te dice "pasa hombre, no hace falta que pagues" como pensando "para uno que sube"... además te deja bajar casi donde le indiques. Eso sí la pandilla que te acompaña en el bus dignos de una serie de TV. Cierto es que, cuando anochece, hay unos cuantos ciudadanos que te invitan a retirarte al hotel, no está el horno para bollos.

Segú leí, en los últimos años ha habido disminución de la población, además de que el índice de pobreza entre la población negra, sobre todo, es de los más altos del país, casi un 30% de ellos están en ese umbral, lo que dice mucho de la situación.

Decadente, vacía, especial, pero llena de encanto y perfecta para un grandioso reportaje fotográfico que no está a mi alcance. Las gentes con las que nos cruzamos, palestinos, iraníes, locales, todos magníficos, amables y sorprendidos por  la visita y la estancia. La verdad es que, pese a la enorme decadencia y los rascacielos vacíos, los arcades cerrados, los bloques tapiados, la ciudad es una experiencia que no olvidaré. Me recordó sensaciones vividas en Baltimore o en barrios degradados de Chicago. Memphis es un auténtico viaje a otro universo y a una realidad estadounidense que muestra un país con enormes claroscuros y graves problemas estructurales, además de desequilibrios palmarios.