Os muestro dos de mis últimos fetiches kissianos colgados en la pared. El disco en solitario del 78 de Paul Stanley y el single púrpura del mismo disco, ambos firmados en persona y la entrada y el backstage pass de las gira de 1983 de Kiss por Europa. Fue uno de nuestros primeros conciertos y tuvimos que ir en autobús a San Sebastián, a Anoeta, cuando ir allí era un calvario, jeje. Fue la primera gira de KISS sin maquillar, han pasado ya 25 años (mamma mia).
2 comentarios:
Ay, ay, ay, amigo Antonio...
Cuantos esfuerzos gastados en unos fulanos con leotardos... Tanto esfuerzo y devoción son dignos de mejor causa, pero oscuros e intrincados son los designos del Señor.
La vieja discusión sobre las virtudes de los Kiss. Tan vieja como ellos mismos. Aun guardo en algun remoto escondrijo del trastero cierto pergamino de su puño y letra con una ilustración alusiva a esta controversia, controversia más que animada entre este que suscribe y otro miembro de su clan que comparte foro Cacerolístico con servidor. Si mi deteriorado disco duro no miente, ese pergamino, según las últimas estimaciones vía carbono 14, data de un lejano 1.983, mes de Junio, penúltimo día del curso correspondiente al recordado 3º de B.U.P. Se lo he de escanear y enviar, a ver si reconoce esos trazos firmes pero elegantes, esa fuerza que destila la azulada tinta del Bic... Una joya, vamos.
Keep on Rockin'
Un abrazo, compañero.
jajajaja, sisisis, la verdad es que si, mucho esfuerzo, es el pago de caer en el marketing teenager. He sido, y soy, su prescriptor, jajaja. Lo cierto es que también soy consciente de donde están los pobres, acabo la creatividad en 1981. LLevan 27 años tocándose los huevos a nivel invención (a mi entender). Algún destello pero un gran negocio, tipo Star Wars, eso es KISS. Musicalmente, para mi, la cosa acabó con las primeras máscaras, la emoción acabó en The Elder, y la huida de Frehley. Pero bueno, es un juego, cuesta poco dinero y divierte. Kiss forever. Abrazos mil
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