MAD MEN, segunda temporada

Bueno bueno bueno.

Terminada, como quien devora un pastel de tres pisos, la excelente segunda temporada de MAD MEN.

La verdad es que el mundo de las series de televisión de calidad nada tiene que envidiar al mundo del cine, de hecho es cine, y del bueno, pero segmentado, digerido y producido de manera distinta. Tanto THE WIRE, como CARNIVALE o esta impresionante MAD MEN, me dejan más satisfecho y pleno que el 99% por cierto de las películas que se están produciendo hoy en día.

El tiempo, la calma y los respetuosos procesos de conocimiento, permiten ahondar con cuidado pero sin pausa en la profundidad compleja de los personajes, haciéndolos tuyos, casi compañeros de trabajo. Ver una serie como MAD MEN sin tener que esperar una semana, al tu ritmo, en versión original (indispensable) es una delicia de los sentidos.

La segunda temporada es más dura, siguiendo un proceso natural de las series de culto, los personajes, como todos los seres humanos, dejaron atrás su glamour y ofrecen sus miserias y vericuetos. Éste hecho los humaniza y ves que, como siempre, todo es mentira. Inconmensurable el personaje de Don Draper, sin límites en atractivo y excelentemente interpretado por un John Hamm que se sale, en frialdad y mirada. El resto del coro es de alto nivel, Peggy, Jim, todos están ahí, en su momento y forma.

MAD MEN además, todavía ofrece un plus. Es el retrato de cómo funciona una empresa. Las alianzas, las balanzas de poder, los sube y baja profesionales, las envidias y las miserias. Las presentaciones, la venta, la creatividad versus el negocio puro financiero, las guerras, los pactos y los cuchicheos. Otro plus, el diseño de producción, los decorados, los detalles, el estilismo o el vestuario. Las localizaciones (por Dios qué mansión californiana de los 60!!!!), los grafismos, la música la intro.

Soberbia MAD MEN, obligatoria para todo amante del buen cine y de la televisión de máxima calidad. *****