The Poodles es una banda sueca que camina en ese rock melódico, divertido y enérgico que "llega" con alegría a todos los públicos. Sabiendo que los chicos del norte son lo que son y conociendo el bagaje musical de sus honestos y divertidos discos, nos acercamos a la Sala Explosivo a disfrutar, sin exigencias, de una noche agradable de rock. Tocaron antes dos banditas, una creo que se llamaba Sexplosion y, la verdad, me causaron un grata impresión. Los madrileños son honestos y suenan compactos, recordando a veces a Tesla o bandas similares, agradables. No vi a Overloud, no me convenció el sonido ni las canciones y decidimos salirnos a charlar y descansar un rato.
Y finalmente, pasada la media noche, salieron The Poodles. Lo bueno de estas bandas suecas es su profesionalidad, cuidado, medida, trabajo y decoro a la hora de afrontar un concierto. Estemos 80 (que es los que estábamos) o 5000. Poodles estuvieron estupendos. El batería, "Kicken" LundqvistKicken, es un martillico pilón sin fisuras.... sin alardes y sin delicadezas... pone la apisonadora y se deja, sin pausa, los brazos y la espalda en aporrear con energía, una vez en cada sitio el precioso y equilibrado set de tambores (preciosa batería metal brillante). El guitarra, Henrik BergquistHenrik, además de ser simpático y esforzarse en hablarnos en castellano, tiene que soportar gran parte del sonido de la banda y se pasa el concierto algo estático y mirando su guitarra, que pa to tiene. Profesional, ajustado y con poca interactuación con el público. Detecté bastante sonido enviado desde la mesa (segunda guitarra, teclados y coros), sonaban demasiado redondos para ser un power trío con cantante gozoso. A las voces, Jakob SanuelJakob, simpático, glamuroso, con esos gritillos agudos tan de él, rockero, honesto, postural y muy agradecido con el entusiasta público (muchas féminas) del recinto. Dejo para el final a Pontus EgbergPontus.... este tipo está en otra división, es el Bruce Dickinson de The Poodles. Rockero en vena, disfrutando, cantando, coreando, jaleando y tratando los cuatro mástiles (de sus magníficos instrumentos) con una maestría, una pose glamrock y una calidad de las que emocionan, me pareció el soporte y alma del grupo, todo un espectáculo, todo un lujo el amigo Pontus. Y bueno, desgranaron sus temas más populares y nos regalaron un fantástico momento instrumental (lo mejor en mi opinión, soberbio). Una cancioncilla apetitosa del nuevo disco que viene y luego unas cuantas firmas y fotos por doquier. The Poodles, comerciales o no, son una propuesta de una calidad que da gusto saborear. Honestidad, trabajo, cuidado, equilibrio, amor al rock y entrega a raudales, con unas cuantas gotas de talento y ale, a disfrutar con estos suecos que dan mucho más que lo que cobran en ticket. (vídeo grabado por mi hermano)
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