La verdad es que hay grandes seguidores de este tipo de cine y yo tengo que reconocer que me cuesta. Pero los ingredientes no pueden ser más apetitosos en esta gran paranoia llamada Videodrome, donde el siempre excelente James Woods se encuentra con una poco habitual Debbie Harry (Blondie) dentro de una pesadilla videomaníaca, ochentera, llena de gelatina y efectos analógicos, loca por momentos y aberrante por minutos. Andy Warhol la consideraba la "Naranja Mecánica" de los 80.... yo no se si la veo para tanto, pero me ha merecido mucho la pena el visionado.
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