El Balneario de Panticosa (Huesca) es un lugar maravilloso, lleno de luces y sombras. Lejos de querer conservar el patrimonio del XIX se remozó por completo (mejor dicho se arrasó) y ahora goza de una instalaciones excelentes, pero con muchas sombras. Una auténtica pena el desastre del parking de entrada, a medio hacer, decadente, da una primera sensación pésima.... pongan unas vallas opacas por Dios, asusta.
Otra gran lástima es que no hayan conservado los pequeños "templetes" de fuentes, a modo de sencillos altares donde la gente metía su vaso para poder ingerir aguas que tenían sus santificados poderes benefactores, de hecho cada una de ella tiene el nombre de un santo. La dejandez de estas fuentes (creo son 3) es chocante y denunciable, así como un excelente edificio de mampostería aledaño. La vista superior del Balneario destaca dicha dejadez y muestra como, con un poco de esfuerzo institucional podría haber quedado un espacio, novedoso por un lado y respetuoso con más de 100 años de imperial descanso.... pero vamos, viendo la Estación de Canfranc como para echarle algún euro a estos espacios tan bonitos.
También es digno de mención la publicidad de La Posada de las Almas en baldosa de un banco a la entrada del pueblo de Panticosa, me imagino de esa época donde acaudalados huéspedes subían al Balneario y cuando la Posada (hoy cerrada) era un referente como lugar de hospedaje de toreros, artistas y famosos.
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