Tras años de desprecio, mutilaciones, entierro en cemento y suciedad, ha vuelto a la Gran Vía zaragozana esta bella escultura. Sigue sin placa, autor ni referencia, pero desde aquellos años 60 lleva acompañando a los zaragozanos en su cruce por la céntrica calle local. Enhorabuena al Ayuntamiento por haber sabido recuperarla y darle digno espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario