Los dibujantes españoles son siempre una garantía de talento y calidad, y los mercados internacionales bien lo saben. Marvel, Disney, todos los grandes tiran de talento patrio, que lo hay a raudales, humilde y a buen precio.
Siempre me han encantado los materiales que tanto Esteban como Miquel Pujol hacen para CentroEuropa. Países y editoriales europeas de Disney, en Alemania, Dinamarca, Holanda, Francia, tiran de estos buenos artistas para hacer arte comiquero.
El universo de Disney me enloquece por la brutalidad de su corporativismo. Eliminan cualquier rastro de la personalidad del autor que debe ceñirse de manera lapidaria a las normas identitarias de la marca, sólo trabajan en lápiz, la aplicación de la tinta y el color se hará de manera prusiana en el taller central, aplicado con los rígidos e inamovibles estándares Disney.
Por eso siempre los Siete Enanitos son los Siete Enanitos, Donald es Donald, Mickey es Mickey, exceptuando los experimentos avant-garde que hacen para el cartoon televisivo.
Pero el toque Disney del trazo amable, la exquisitez de limpieza de dibujo es inalterable, y las manos de estos artistas de todo el planeta, incluidos los españoles, dan la talla.
Hoy he conseguido este delicioso original de Pujol para una edición holandesa de los Siete Enanitos, poco más que añadir, soberano.
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