Es, sin duda, una de las ciudades más bellas del mundo, y también más auténtica. Tiene un casco antiguo conservado que es elogiable, además habitado y lustroso. Simplemente hay que huir de la "ruta del autobús" que cruzan los turistas desde el puente romano hasta la mezquita y de las dos calles llenas de puestos de baratijas. Todo lo demás es una maravilla. Su gente, su comida, su ambiente, su historia, su luz.... Una ciudad imposible de no olvidar y en la que siempre redescubro algo nuevo.
2 comentarios:
Bonitas palabras. Saludos de un amigo cordobés de este blog.
Dichas desde la verdad... en Córdoba me siento en casa y feliz. Un abrazo
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