Adoro a Stryper. Recuerdo perfectamente cuando compré, hace muchísimos años, una cinta de casette pirata en un mercadillo de Santo Domingo de la Calzada. Sonaban duros, crudos, limpios, acerados y ciertamente talentosos, hablamos de 1986.
El último disco de la banda creo que intenta volver a esa limpieza y crudeza originales. No son los mismos pero intentan retomar los pilares maestros que dirigieron sus pasos iniciales. No lo he escuchado en profundidad pero el olfato me dice que estamos ante una buena propuesta de los avispas, o por lo menos con una entrega que me traslada a aquel sonido y aquellas sensacione que, particularmente, me encantan.
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