El bar más mítico del Tubo Zaragozano, el Texas, aquel donde los pilotos y soldados norteamericanos de la Base dejaban sus patches, el mismo donde siempre se tomaban las mismas papas bravas, se despide de su clientela con un agradecimiento tras el fallecimiento de su dueño, siempre en la brecha tras la plancha y el surtidor de cerveza.
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