Tenía una asignatura pendiente con el viejo Tibidabo de Barcelona. No lo visitaba hace más de 45 años, y recuerdo perfectamente que me impresionó por su autenticidad, belleza y vistas de la ciudad. Ahora es más sencillo subir hasta el viejo parque de atracciones, construido en 1901 y que, gracias a la sensibilidad de unos cuantos y el Ayuntamiento de Barcelona, guarda mucho de su esencia.
Dentro de la urbanización de la zona fue una parte importante, junto con el tranvía, el funicular y más construcciones. En días laborables y fuera de temporada apenas se puede visitar las atracciones más clásicas, pero es lo que me interesaba. Se pude pasear y ver las atracciones no operativas, disfrutar de las vistas y ver otras piezas recuperadas, como El Cielo.
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