Estas dos pelis estaban en mi lista de visualizaciones, por el tema y por los directores, Nolan y Scott. Las dos han gozado de un presupuesto extraordinario y las dos, sobre todo la primera, iban buscando la aclamación de la Academia y el taquillaje.
Las dos me han dejado muy frío, y mira que los dos temas son extraordinarios. Oppenheimer es como una abigarrada consecución de recursos, actores, personajes, acontecimientos y sucesos que me resultan como un continuo exceso sin fin, hasta tiran de Einstein para que la epopeya sea imposible más monumental. Se me hace larga y pesada, la música doliente, las divagaciones del protagonista y sus visiones recurrentes, los efectos recargados, pesadicos, menos es más dicen, demasiado celofán.
Napoleón me ha gustado todavía menos. Sí le agradezco a Ridley Scott que ha hecho un esfuerzo, aplaudible, por darle verdad y analogía a la cinta, com tropas que parecen auténticas y escaramuzas en las que hueles la sangre evitando el terrible tono ¨Señor de los Anillos” de corta y pega de recursos. Hay algunos momentos, como el cañonazo al caballo y consiguiente extracción del proyectil que, oiga, se lo podía haber ahorrado. Lo que me resulta insufrible es Joaquín Phoenix... no se si es víctima del guión que se ralentiza y atropella como un loco coche o de qué, pero acabo harto del actor, y de Josephine.
Dos películas de las que quizás esperaba mucho pero que pasan inmediatamente al olvido de éste que escribe.
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