Los que amamos el Pirineo Aragonés y descansamos y cogemos aire cada vez que paseamos por sus caminos o compartimos un rato con la familia y amigos, leemos cosas así y pasamos a un estado de humor que media entre el desternille y la estupefacción.
Desde el año 2002, ya más de 20 años, llevo subiendo y bajando asíduamente, como tantos aragoneses y visitantes, de Zaragoza al Pirineo de nuestra Comunidad. Sufriendo atascos en verano e invierno, asistiendo a peligrosos adelantamientos, viendo coches golpeados además de otros en la cuneta. No recuerdo la "autovía" Zaragoza a Jaca sin obras, no la he experimentado como usuario. Para los que no son de la tierra, subir al Pirineo Aragonés es una de las grandes cosas que tiene el zaragozano. Hay una autovía que antes de llegar al mítico puerto Monrepós, acababa súbitamente, con los colapsos consiguientes. Tras decenios se oradó el monte, y ahora el atasco se produce unos kilómetros más adelante, provocando enormes retenciones que perjudican la experiencia del visitante y el descanso del asíduo, además de la economía de los valles y la seguridad de personas, por no hablar de la contaminación de interminables atascos. Pasado el infame trozo hasta Sabiñánigo, vuelve la autovía donde los pepinos 16 válvulas queman rueda destados tras la tensión vivida y, al llegar a la localidad de Sabiñánigo, vuelve el caos, más adelante, retorna la autovía, un cachondeo vial de los que hacen época. Pues este trozo de circunvalación, que debía haber sido entregado hace un tiempo (licitado en 2019 tras años de espera) es lo que dicen entregan. Que no, que no lo entregan, que se irá a 2026.
Pues de esta maravilla es de lo que saca pecho el señor ministro que lleva cuatro días en el cargo. Yo creo que esta gente piensa que somos idiotas, y lo digo en serio. No me gusta hablar de estos temas en el blog pero es que éste me ha tocado la vena.
Las obras van a "velocidad de crucero", lo que no detalla es que habla de un crucero fenicio trasegando las aguas de un inhóspito Pacífico en búsqueda de una isla perdida, a marcha de remo y trote camellero. Patanes.
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