Torreciudad

Aprovechando que pasábamos por el Sobrarbe, acerqué a la familia a conocer un espacio interesante, curioso y distinto como es Torreciudad, sede estratégica del Opus Dei. En la vida hay que conocer las cosas para luego establecerte una opinión, correspondan o no con tu forma de pensar y vivir.

Como todo el personal debía estar en Barcelona con Benedicto XVI y otras hierbas la verdad es que me encontré con un Torreciudad prácticamente desierto, con cuatro gatos. Un amable dependiente de tienda te explica las posibilidades y cosas que puedes hacer, la verdad es que está controlándote a ver por dónde te mueves, es normal.

Es interesante Torreciudad, curioso su proceso de construcción, lo que era y lo que es. El proyecto de Escrivá, la gran Iglesia, que por dentro parece un portaaviones norteamericano, hecha de elementos duros, nobles, sólidos, algo fríos y un poco fascistoides. Llena de simbología, interesante retablo muy a lo "aragonés" con una rica estatua dorada del Santo en posición orante. Muy amables también dentro de la Iglesia, y eso que estuvimos ruidosos. En la zona interior una interesante sala con la historia de Escrivá y varias piezas clásicas perfectamente integradas en el nuevo y frío edificio.

Cogí un montón de publicidad y cosillas para ir leyendo, tema estampitas y demás, bastante freaky todo. Alucinante la batería de 40 confesionarios, el supermercado de la absolución, jajajaja, y una inmensa colección de vírgenes donadas por grupos que visitan el lugar, algunas de ellas modelo heavy metal, con profusas melenas dignas de Ozz Foxx y que provocaron la risa inmediata....

El lugar es todo menos creativo. Es duro, es frío, es feo y desprende poder y jerarquía, es un lugar que hay que visitar porque hace pensar, pero que como todo, hay que respetar.