Este asunto es curioso y terrible a la vez.
Fotografiada en Ica, en una calle céntrica, la vendedora se tapa la cara no por que no se le vea sino por simple timidez. Se dedica a vender antiguos móviles de segunda mano, algunos de ellos del Pleistoceno, pero debido a la compleja situación de inseguridad en la calle ¡¡Tiene que atárselos con cadena!!!!.... todo un rosario de cadenas le cuelgan a la chica del cinto y van a parar a sólidas cartucheras-teléfono. Ya os dije que este país tenía material visual y vivencial único y especial.
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