Vi a Primus hace 10 años, en aquella visita a la Razzmatazz. Claypool no es el mismo, no es aquel saltarín zumbado y noventero con cara de flipado que revolucionaba a la parroquia a base de tremendos y funkarras aporreos.
No, este Claypool es otro. Bonito montaje con un par de astronautas hinchables sobre los que se proyectaban aberrantes imágenes en el casco, muy divertidas. Pero todo en un tono más sombrío, casi nocturno, a media luz. Dos bonitas alfombras en el suelo, una para cada intérprete.
Look de finales de siglo en el medio oeste, perilla y bigotes de enterrador, lentes de relojero redondas, bombín delicioso, traje y chaleco novecentista y, sobre todo, prodigiosos bajos que recuerdan a alguna guitarra de Prince.
Sobre la música, qué decir? Impresionante, fabulosos los de "El Sobrante". Primus es un bajista sideral, fascinante, lo suyo no es tapping, es ametrallating, es tremebundo lo del tipo. No se puede morir uno sin ver en directo a Les Claypool, es muchísimo mejor que en disco, y en disco es prodigioso, pero live, mamma mía, es un virtuoso.
Frío y distante, de una educación casi victoriana, sin gritos ni excesos. Miró un par de veces el reloj, cumplió horario y punto. Pero prefiero 70 minutos de Primus que 5 horas de cualquier otra cosa. "My name is Mud", llevo 3 días tarareándola, qué locura!. No voy a aburrir más con mis pesados textos. No puedo describir lo que es este tipo en directo, me faltan adjetivos. Sublimes sus interpretaciones, una con con careta de mono y un extraño palo con una sola cuerda que distorsionaba y golpeaba como si fuera Cornelius, y otra con careta de cerdo machacando un 6 cuerdas.
MUD!
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