He estado vigilando estos dos últimos años las obras del Hotel Alfonso, en pleno centro de Zaragoza. Más que nada porque las pobres puertas de salida del antiguo cine Coso, preciosas hasta el extremo (años 50-60), iban sufriendo piques, pintadas y deterioro salvaje.... era absoluto convencido de que un buen día las vería en un container entre madera astillada y trocos de escayola. Pero por una vez se obró el milagro. Los constructores, con gran sensibilidad, les han sabido dar cabida en la nueva fachada, y las dos preciosas puertas lucen inmaculadas, restauradas, con impecable presencia y manteniendo sus preciosos cristales biselados con estrellas de cuatro puntas, clara referencia a las "estrellas cinematográficas" que se proyectaban en el viejo y desaparecido cine. Mi enhorabuen al Hotel Alfonso y a sus responsables, por una vez, se conservó en vez de destruirse, aunque fuera algo tan pequeño.
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