lunes, 23 de septiembre de 2013

THE WINERY DOGS (Sala Joy Eslava, Madrid) 22/9/2013

Bueno. Pasamos de la gran sequía a la gran remojada... del erial musical a ver en 7 días a 3 de los mejores músicos del planeta. Desplazamiento a la capital de España para ver una vez más a gente de alto nivel, en este caso a estos perros "bodegueros" jeje curtidos ya en alguna batalla.

The Winery Dogs es un ultrapower trío formado por Billie Sheehan (Mr. Big, Talas, D Roth), Ritchie Kotzen (Poison, Mr.Big) y Mike Portnoy (Dream Theater, Transatlantic). Los colegas no necesitan presentación. Se han descalzado con este proyecto sustentado en un nuevo disco, magnífico, que fija los pilares del concierto, apoyado por algún tema de Mr.Big y Poison (muy poquitos). Sheehan y Portnoy querían montar este grupo y contar con John Sykes (Whitesnake, Blue Murder, Thin Lizzy), pero no hubo feeling y, finalmente, el amigo Kotzen fue la tercera pata de la ecléctica silla.

Empecemos por el principio. Estoy harto de la Joy Eslava y mira que el sitio es bonito. Deberían entender que no es lo mismo un grupo de gente curtida que, educadamente, se gasta sus euros en un buen concierto, que una banda de colgaos nocturnos. Estoy harto de sus filas, de su logística penosa, de su desastroso acceso, de sus gorilas serbios impresentables, de su cutrez y de como nos echan como ganado tras el final del evento. Así les va imagino. Sitio magnífico, techos enormes y algo incómodo, pero la gestión, penosa. 

Teloneros; unos tipos de Atlanta llamados SIXXIS, voluntariosos, aseados, con un puñado de canciones muy agradables y un buen cantante. Un poquito "standard" diría yo, poco cuidados en imagen, retrotraídos a los 80.... agradables.

Tras ellos, esperados y ovacionados, llegaron los maestros esperados. Gran sonido, y buena visión. Son unas bestias, una base rítmica meteórica de una calidad, creo yo, sin parangón en el rock, liderados por Kotzen que, a su vez, transcurre el concierto metido en sus propios vericuetos.

Billie Sheehan. Poco vamos hablar del neoyorquino a estas alturas. Sesenta años llevados con una categoría formidable. Maestro del showtime, rápido, virtuoso y rockero. Historia del hard rock mundial. Trotamundos sin fin de las carreteras del planeta, de teatrillos y estadios. Jubiló su magnífico bajo turquesa, casi verde del uso bestial, astillado y decolorado, por uno nuevo azul clarito que sonó como un trueno. Poco que añadir de quien de nada se necesita decir ya, Billie Sheehan es y será nuestro bajista de culto, el tipo que siempre querríamos tener en nuestra banda. Coros estupendos, forma física envidiable, control de la escena matemático.... duelo de velocidad con Portnoy.

Richie Kotzen. Su cara parecía transmitir que se acababa de levantar de la siesta. Interacción mínima con el respetable, frialdad de una mirada perdida (una mala noche en la capital?) y sonrisas pagadas a mil dólares, pero en lo que respecta al curro, extraordinario. Canta excelentemente dentro de sus posibilidades, tiene un papel duro en el trío para poder atender la turbina que se le monta a las espaldas, y toca como los ángeles. Ni es rockero ni progresivo, es un bluesman que acaricia su guitarra con sabiduría y borda el tapping. Me encantó su técnica, distinta, me flipó su calidad y me sorprendió su distancia.

Mike Portnoy. En fin. Este tipo es como esos actores a los que la cámara quiere, es imposible retirar tu mirada de su presencia. Mike Portnoy es un batería inabarcable, bestial, es un prodigio de la naturaleza. Showman, divertido, conectado a la audiencia y ofreciéndole esa parte de show que tanto valor tiene, con una técnica tan inmensa que lo coloca al lado de los Palmer, Copeland, Peart, es inmenso. Liberado de los corsés del progresivo y de las inmensas canciones de 14 minutos, lejos de simplicarse, se convierte en un ser superior. Ya no lleva las monstruosas baterías, es igual, suena igual de fantástico. Su clásicos escupitajos, su posición cobra, su admiración por los músicos con los que comparte escenario, su técnica insuperable, su perfecto dominio de los platos, del bombo, del timbal.... su juego de baquetas para cada momento, un auténtico ballet encima de una batería, un drummer de ensueño. Los llevó de culo, como siempre, lo viví con Trevavas (Marillion), con Sheehan.... sólo Myung y Petrucci no sudan al lado del neoyorquino, no me extraña. Mike Portnoy es un batería que todo buen amante del rock, del hard rock o de la música, debería ver una vez en la vida, por obligatoria necesidad. Ya son muchas las visitas a este simpático tipo de perilla azul. He podido disfrutarlo cuando casi no era nadie y ahora que es Dios y su actitud siempre ha sido la misma, virtuoso, simpático, rockero, amante de los fans, de la música, del tema que toca y de los compañeros que tiene al lado, viviendo cada concierto sabiendo que, para el tipo que tiene delante, es un momento muy especial. Ama su trabajo y lo transmite en cada gesto, en cada jodido redoble, en cada golpe en el cráneo. Por muchos años Mike Portnoy, esté en la puñetera banda que esté.





2 comentarios:

Héctor-Marcos dijo...

enhorabuena por el concierto!!!

Antonio Saz dijo...

Gracias amigo, disfrutamos mucho, un abrazo.

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