De vez en cuando los estudios hollywoodienses abren la mano y dejan que algo de aire fresco entre en sus vetustos y comerciales pasillos, casi siempre de la mano de foráneos no demasiado maleados. Es el caso de Birdman.
La película sorprende por su formato (un enorme plano secuencia), su forma de narrar que puede resultar agotadora para quien no desea hacer un pequeño esfuerzo de "mirar de otra manera". También sorprende por sus mensajes lapidarios sobre la estupidez imperante en medios y mensajes y por unas actuaciones sobresalientes de cada uno de los intérpretes.
Una reflexión poderosa sobre lo que hoy en día es notorio, sobre la fama y sobre el olvido en el que se encuentran muchos de los que hace 20 o 30 años llenaban estadios, teatros o salas de cine. Lo mismo que le ocurre al actor protagonista le está pasando a miles de rockeros, actores o gente de las artes en general, metidos en un bucle que no controlan ni entienden y en el que el talento no es la herramienta mágica que empuja hacia el éxito.
Michael Keaton hace el papel de su vida, está prodigioso y es un disfrute verlo en cada minuto, no quedan atrás el resto de actores, dirigidos con maestría y libertad en busca de la autenticidad. Escenas sublimes, como ese paseo en la calle, cruces entre realidad y fantasía, diálogos fantásticos, como esa pelea dialéctica con la crítico teatral, en fin, muchas cosas que digerir.
Birdman no es una peli para todos y puede abrumar a alguno, pero creo que es un filme que merece visionado generoso, de mentes que quieran ver "otro" cine que el estandar y estén deseosos de disfrutar de un trabajo artístico, en mi opinión, de gran nivel y calidad.
2 comentarios:
¿Quién?
Alguno hay por ahi Guti.... ajjajaja
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