María Dolores Pradera es una excelente cantante española que siempre guarda un espacio importante en mi memoria musical. La escuchaba de niño porque era artista de gusto de mis abuelos y padres. Siempre me ha parecido una voz especial, distinta. Su modulación grave y profunda, pero no adusta, su estilo, su elegancia, su mesura en el escenario, su porte, la hacen diferente.
La carrera artística de la Pradera es amplia y abarca teatro, cine y música. Mujer reconocida y multipremiada, viajada y querida en todo el planeta, especialmente en México donde vivió y es adorada como un icono. Durante los últimos años de sus carrera (ahora tiene 90) ha hecho muchas colaboraciones con artistas españoles y latinos que poco o nada me interesan, muchos se han subido al carro de la Pradera, con admiración, pero desvirtuando el estilo de la artista.
Siempre me gustó aquella elegante época de "Los Gemelos" (hermanos López Hernández), un tiempo de casi 30 años apoyando a la veterana artista. Por fin salió un disco que capta la esencia de la Pradera, con sus canciones, elegantes, latinas y deliciosas de sus primeras grabaciones, que van desde 1954 hasta finales de los 60. Empieza titubeante, sigue con una bonita orquestación, entra en los acordes latinos, en las rancheras (que tan especialmente canta, sólo sus rancheras me gustan) y acaba en esas canciones aterciopeladas que tan bien sabe modular.
Siempre he dicho que la Pradera es cantante de night club fronterizo.... de espacios pequeños e íntimos, de escenarios de pocos, y es donde me hubiera gustado verla. Sólo la he disfrutado un par de veces, ya mayor, pero este buen doble disco de 50 canciones es excelente herramienta para rememorarla. Y cual es mi sorpresa cuando veo que mi hijo lo pone de vez en cuando y lo escucha con agrado. Si es que el jamón rico a todos gusta.
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