Pues un gran lujo señores. El viejo pianista volvía por la ciudad con su aire zen, engatusado en una ropa digna del Japón profundo y como cierre de su gira, al día siguiente carretera y manta hasta el hogar.
Tener a un histórico como Corea a un palmo es inolvidable. Ver como utiliza todo su cuerpo con fluidez y facilidad en la expresión un gran placer, dentro de una sala respetuosa y con aire de concierto clásico más que jazzístico.
Tres piezas iniciales extraordinarias, mezclando a Chopin, Mozart o Escalatti con Beans, Gershwin.... vaya maravilla.... luego un par de juegos de improvisación con e público, haciendo un bonito ejercicio que practicaba de niño, sentar a una persona a su lado y hacerle un retrato musical con el la música.... luego compartió piano con dos aficionados, para acabar con una selección de pequeñas composiciones para niños, llevadas mucho más allá, hasta la erudición.
Dejo como broche ese homenaje a Paco de Lucía con su Yellow Nimbus, conocido pero no por ello, fantástico de ver y sentir.
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