Lo tenía pendiente desde hace años, pero hoy pude hacerlo. No entiendo mejor manera de acabar un año lleno de experiencia. Tenía unas horas en Barcelona y cogí la Línea 5 del metro hasta El Coll (en una zona alta de Barcelona). Un barrio obrero, sencillo y amistoso, lleno de gente mayor y amable.
Por fin apareció ante mi el edificio que albergaba la mítica Editorial Bruguera, no sin bajar y subir unas cuantas escaleras, ahora reconvertido en un Centro Cívico para personas mayores y zona de jóvenes. Poco tiene que ver la fachada con la vieja industria, nada queda del interior.... simplemente un homenaje en forma de lona exterior, vinilos interiores y poco más. Un amable administrativo me comenta que "si quieres que te cuente cosas llama al Jordi que es el que sabe" y me invita a venir otro día. Le comento que me interesa ver viejas instalaciones, lo que sea.... nada queda. Ni siquiera un viejo rótulo que había en una de la paredes del edificio ha aguantado el tirón, he buscado su ubicación, pero ya no está.
Así que la visita, como tal, es simbólica y emocionante, una sensación no refrendada por algo tangible que llevarse al paladar, pero me he quedado muy contento y feliz de poder visitar el lugar más importante del tebeo en España, donde los dibujantes más queridos trabajaban como remeros de galera por cuatro duros y la mayoría de habitantes del barrio se ganaban su pan.
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